La película Smoke de Wayne Wang y Paul Auster fue un exitazo porque era simpatiquísima, y contenía fragmentos sólo narrables en imágenes. Al final Harvey Keitel contaba una historia como sólo él sabe hacerlo, en un plano medio que se iba aproximando por momentos, hasta llegar a un primerísimo plano de sus ojos, siendo nosotros el receptor a través de los ojos del escritor (alter ego de Auster) en el explicit ya nos tenía sujetos y emocionados, algo que luego veíamos en imágenes, con un pequeño cortometraje que nos enseñaba otra clase de narrativa. El "cuento de navidad de Auggie Wren" encandilaba a cualquiera que ya estuviera disfrutando de la hora y media previa de humanidad y diálogos geniales. El resultado y las críticas fueron tan buenas, que con todas las escenas no utilizadas y que hoy hubieran aparecido como extras de una superedición en DVD, hicieron otra peli con añadidos en las que se subieron al carro un montón de famosos, Madonna incluida. El experimento se llamó Blue in the face. Los guiones eran tan buenos, que se hizo una edición de ellos, cosa que sólo ha ocurrido aquí en España con Aranoa, Tarantino y Almodóvar. El peso del humo fue un experimento tan fructífero, que Auster quiso probar suerte en el cine con una película soporífera que nadie entendió (Lulu on the bridge) y regresó a sus fueros literarios de los que sólo salió para dirigir un programa radiofónico, arbitrando un concurso literario cuyos fantásticos resultados también publicó Anagrama (Creía que mi padre era Dios)
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