Cuando uno lee los primeros capítulos del hombre invisible, ya atisba que está ante una pequeña obra maestra. Esa manga sin brazo que propina a un curioso un pellizco en la nariz. Luego, el libro tiene otro tramo que viene a ser una historia de fugitivos, empeñado H.G. Wells en enseñarnos lo incómodo de la invisibilidad, porque Griffin pasa hambre y frío. Y ya el hombre invisible pasa de cazado a cazador en guerra contra la humanidad, empeñado en ser el primer hombre de una nueva era. El viaje del personaje va de mad doctor a supervillano, y finalmente monstruo. Un posadero queda en posesión de los manuscritos con la fórmula de la invisibilidad que darían pie a muchas secuelas. En los gentlemen de Alan Moore, el hombre invisible era el original al que se dio falsamente por muerto. En la película de la Liga, era un ladrón que robó la fórmula, dato que Wells ideó para las secuelas. Me rechinaba que el hombre invisible fuera el traidor de la Liga, pero ahora veo que Moore escribió al personaje de forma más acorde con el de Wells, ya que el de la peli resultó ser el héroe que salvaba el día. De cualquier forma, veo que el primer volumen de Moore cumplió un gran papel educador, haciendo que muchos redescubriéramos a Nemo, Quatermain o Griffin como si los libros originales fueran una suerte de precuelas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario