lunes, 15 de octubre de 2012

LA PIEDAD DEL LECTOR

Meditando sobre los cuentos de Oscar Wilde, he reparado en su carácter, intencionado o no, marcadamente cristiano. El sacrificio por el otro hasta convertir al protagonista en mártir. Un camino de santidad que siguen el ruiseñor,  el amigo leal que muere por el egoísmo del prójimo, o el autoinmolado príncipe feliz. Los inocentes, ingenuos y bellos por dentro mueren. Y en algunos el sacrificio es premiado, en otros no, y en otros Wilde escatima la moraleja. En el cumpleaños de la infanta es el conocimiento de la fealdad lo que destruye al hasta entonces feliz enano. También recomiendo la lectura de "El pescador y su alma".

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