sábado, 3 de julio de 2010

SOMBRAS SOBRE BAKER STREET

No sé si es casualidad que tuviera en la cabeza una entrada lovecraftiana justo al comenzar las vacaciones, como El Conde, o que los dos tenemos los mismos gustos. Bien, pues he retomado donde aparqué la lectura de este libro de autores varios que mezcla el Universo Holmesiano con Los Mitos de Chulthu que disecciona la entrada anterior. Y el problema es que los relatos resultan igual de anticlimáticos que los de Lovecraft, porque, si en ninguno de ellos se nos narraba la lucha definitiva contra los Primordiales, tampoco en estos Holmes va más lejos de una escaramuza con algún elemento MUY tangencial de Lovecraft. Si habéis leído estos, terminaban con expresiones como "Y entonces lo ví, Dios mío, qué es ¡QUÉ ES!" o "por nada del mundo volveré a Insmouth/Miskatonic/Ry´leh/Arkham, y en mis pesadillas aún veo a esa criatura blasfemando/tocando la flauta en el centro del Universo". Pues estos de este volumen suelen terminar con una cita de Watson aludiendo a que Holmes jamás explicó del todo qué había pasado allí. Aparecen algunos personajes de la época, como Carnaki el cazafantasmas, Irene Adler, el hermano de Holmes, Mycroft, e incluso H.G. Wells el escritor. Uno divertido enfrenta a Holmes con el Dr. Nikola, que busca la comunicación con la Cabra Satánica esa de los Primordiales (y blasfema, blasfemo es el adjetivo común a esos bichos) y en el que se nos revela que la obsesión de Holmes por la apicultura radica en que hay una abeja que produce un ingrediente del elixir de la eterna juventud. Un libro desigual y bastante malillo, pero entretenido. El mejor cuento (que es de Neil Gaiman) transcurre en una realidad paralela en la que Holmes y Watson intercambian sus papeles con el doctor Moriarty y el feroz coronel Moran.

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