Theon Greyjoy, tal como aparece en la serie de televisión Juego de tronos.
Considerando que George R. R. Martin podría tardar hasta 6 o 7 años en publicar la sexta entrega de Canción de hielo y fuego, no está mal la idea de ir soltando de vez en cuando alguno de los capítulos que tiene por ahí terminados, que al parecer son bastantes. Como regalito navideño, Martin ha colgado en su página un capítulo de The Winds of Winter. Advierte en su blog, eso sí, que el momento cronológico en que el episodio debe insertarse dentro del desarrollo de la trama es anterior al momento en que concluye A Dance with Dragons, así que mucho ojo. Y por supuesto, tengamos en cuenta que de aquí a cuando nuestros nietos lean el libro completo, habrá sufrido doscientas reescrituras. Me atreveré a traducir el comienzo (bastante libre de "spoilers"):
La voz del rey sonó ahogada por la ira. -Eres peor pirata que Sallador Saan.
Theon Greyjoy abrió los ojos. Los hombros le ardían y no podía mover las manos. Por un segundo temió encontrarse de nuevo en su vieja celda bajo Fuerte Terror, y que el amasijo de recuerdos en su cabeza no fuese más que el residuo de algún sueño febril. "Estaba dormido", comprendió. Eso, o había muerto de dolor. Cuando trató de moverse, se balanceó lateralmente, con la espalda rozando sobre piedra. Estaba colgado de un muro dentro de una torre, sus muñecas encadenadas a un par de aros de hierro oxidado.
El aire apestaba a turba ardiente. El suelo era polvo apisonado. Escalones de madera ascendían en espiral por las paredes hasta el techo. No veía ventanas. La torre era húmeda, oscura e incómoda, con una silla de respaldo alto y una mesa muy arañada que descansaba sobre tres caballetes. No había ni rastro de excusados, aunque Theon vio un orinal en un nicho en penumbra. La única luz provenía de las velas sobre la mesa. Sus pies colgaban a seis pies por encima del suelo.
Theon Greyjoy abrió los ojos. Los hombros le ardían y no podía mover las manos. Por un segundo temió encontrarse de nuevo en su vieja celda bajo Fuerte Terror, y que el amasijo de recuerdos en su cabeza no fuese más que el residuo de algún sueño febril. "Estaba dormido", comprendió. Eso, o había muerto de dolor. Cuando trató de moverse, se balanceó lateralmente, con la espalda rozando sobre piedra. Estaba colgado de un muro dentro de una torre, sus muñecas encadenadas a un par de aros de hierro oxidado.
El aire apestaba a turba ardiente. El suelo era polvo apisonado. Escalones de madera ascendían en espiral por las paredes hasta el techo. No veía ventanas. La torre era húmeda, oscura e incómoda, con una silla de respaldo alto y una mesa muy arañada que descansaba sobre tres caballetes. No había ni rastro de excusados, aunque Theon vio un orinal en un nicho en penumbra. La única luz provenía de las velas sobre la mesa. Sus pies colgaban a seis pies por encima del suelo.
-Las deudas de mi hermano, -refunfuñaba el rey. -Y las de Joffrey, aunque esa vulgar abominación no era de mi familia-. Theon se retorció en sus cadenas. Conocía aquella voz. "Stannis".
Que tal, deje un pequeño agradecimiento a El Conde en mi blog ojala y pronto puedan pasar por ahí: http://tlacotzontli.blogspot.com/2012/01/un-comienzo-o-fin-del-mundo.html
ResponderEliminarFeliz año 2012