Las novelas de Paco Umbral han sido siempre muy aburridas, no así sus libros de pensamiento y opinión o autobiográficos. Así, Mortal y Rosa, dedicado a su hijo fallecido, o El hijo de Greta Garbo, en honor a su madre, me parecen de lo mejor de su obra, junto a las columnas de Los placeres y los días en el Mundo, en el que Raúl del Pozo es un pobre sustituto después de un año de homenajear a Umbral todos los escritores de España. Otro día hablaremos aquí de sus columnas más destroyer. Hoy quiero hablar de Las palabras de la Tribu, un libro que leí en COU y en el que Umbral disecciona a la Generación del 98 y a la del 27, amén de a los tremendistas de la novel social de los años 50, con anécdotas personales de estos últimos. La posición de camaradería y de sentido tribal (dar otro sentido a las palabras de la tribu es de un texto de Mallarmé) se afianza en unos juicios certeros y afectuosos. Umbral por último, desde su podio, arremete contra los narradores actuales, a los que pulveriza. Esto enlazaría más con el final de su vida, con su polémica con Pérez-Reverte o su mecenazgo y posterior desilusión hacia Juan Manuel de Prada. Acerté al leerlo en su día, y a pesar del personaje, siempre admiré a Umbral, y el tiempo lo puso en su sitio, todos los premios, incluido el Cervantes y el Príncipe de Asturias vinieron después de mi lectura en COU, donde un buen profesor nos lo señaló como el mejor prosista vivo de España, y no se equivocó. Dijo umbral: “Mi vida no ha sido más que literatura, leída o vivida”, Las palabras de la tribu es un canto de amor a la literatura. De amor individual, insólito y libre. Umbral ama a quien le da la gana, pretiere a los que no soporta y no arrima paños calientes para defender a nadie.Umbral va presumiendo de nocturno y amigo, de bohemio que enterró a bohemios, de joven listo y poco rapaz, de amado que se dejaba amar. Aquí van algunas de sus frescas: “Antonio Machado tiene una filosofía de zapatero remendón” o “Vargas Llosa es un faulkneriano guapo y aburrido”. Todo el estilismo, todo el preciosismo, todo el virtuosismo de Azorín no son sino un mantenido esfuerzo por ocultar al chufero valenciano. Se ha dicho que Ramón era un gordo con alma de fino. Yo creo que no, que Ramón tiene alma de gordo, satisfacción y apetito de gordo, y su literatura es la literatura del buen apetito por el mundo, que hasta llega a encontrar comestibles los relieves de los edificios históricos, en París"Con Galdós se ceba a lo bestia; "no le perdona la prosa", y dice de él:"Tuvo desde muy pronto cara verde de billete de mil pesetas, avaricia literaria de solterón putañero, alma de portera y una grandeza de indiano enriquecido que se explica por su origen canario, casi americano.
ES VERDAD, UNO BUSCA COMENTARIOS, OPINIONES, PERO LA LECTURA SE REGISTRA, MUCHAS VECES, SIN QUE DEJE RASTRO VISIBLE. BLOG TRABAJADO Y ALENTADOR PARA QUIENES AMAMOS LA LITERATURA. UN SALUDO DESDE BS. AS.
ResponderEliminar¿Novelas muy aburridas?, no debes conocer mucho su obra. Te recomiendo"Las ninfas".
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