Acabo de leer una nueva entrega de la serie The league of extraordinary gentlemen, la novela gráfica de Alan Moore en la que entremezcla personajes de distintas novelas de aventuras. Si bien Century: 1910 me gustó bastante, esta otra ha sido una decepción, porque sí, sale el Nautilus pero esto ya es otra cosa distinta al propósito original. Dejamos de lado la aventura y entramos en el rollo que le chifla al autor: las drogas y la magia negra. Y reducimos la liga a los tres personajes inmortales (Orlando, Mina Harker y un Allan Quatermain que no pinta nada) La culpa es mía, por mis altas expectativas. El primer libro, con Moriarty y Fu-Man-Chú me gustó mucho. Al segundo le perdoné sus excesos, fascinándome sobretodo el Almanaque del Nuevo Viajero, una guía documentadísima del mapa fantástico de un gran tapiz de obras del que los Gentlemen eran sólo una pequeña parte. Si esto hubiera sido una serie de Marvel, hubiéramos tenido una saga contra Les hommes mysterieux, una novela gráfica con Mina y Allan en África, otra saga contra los primordiales de Lovecraft, y aventuras en Narnia y en el País de las Maravillas. Así era la propuesta de la película, que añadía a Dorian Gray y a Tom Sawyer al elenco. Alan Moore ha tirado por otros derroteros, y salvo que la última entrega, ambientada en 2009 sea una genialidad, todo ha quedado en una idea de ilimitadas posibilidades que el propio autor ha limitado.
lunes, 30 de enero de 2012
CENTURY: 1969
Acabo de leer una nueva entrega de la serie The league of extraordinary gentlemen, la novela gráfica de Alan Moore en la que entremezcla personajes de distintas novelas de aventuras. Si bien Century: 1910 me gustó bastante, esta otra ha sido una decepción, porque sí, sale el Nautilus pero esto ya es otra cosa distinta al propósito original. Dejamos de lado la aventura y entramos en el rollo que le chifla al autor: las drogas y la magia negra. Y reducimos la liga a los tres personajes inmortales (Orlando, Mina Harker y un Allan Quatermain que no pinta nada) La culpa es mía, por mis altas expectativas. El primer libro, con Moriarty y Fu-Man-Chú me gustó mucho. Al segundo le perdoné sus excesos, fascinándome sobretodo el Almanaque del Nuevo Viajero, una guía documentadísima del mapa fantástico de un gran tapiz de obras del que los Gentlemen eran sólo una pequeña parte. Si esto hubiera sido una serie de Marvel, hubiéramos tenido una saga contra Les hommes mysterieux, una novela gráfica con Mina y Allan en África, otra saga contra los primordiales de Lovecraft, y aventuras en Narnia y en el País de las Maravillas. Así era la propuesta de la película, que añadía a Dorian Gray y a Tom Sawyer al elenco. Alan Moore ha tirado por otros derroteros, y salvo que la última entrega, ambientada en 2009 sea una genialidad, todo ha quedado en una idea de ilimitadas posibilidades que el propio autor ha limitado.
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