martes, 24 de mayo de 2011

EL SR. CAYO VIVÍA FELIZ


Muchos son los libros, filósofos contractualistas aparte, que han intentado definir el origen de la soberanía popular, desde el derecho divino iusnatural de Antígona a la justicia popular en Fuenteovejuna. Y eso que Lope era un defensor de la monarquía absoluta. Los griegos decían que el gobierno de todos era el gobierno de nadie. Que debían gobernar los "aristos". Los intelectuales. Miguel Delibes en "El disputado voto del Sr. Cayo" desmonta la falacia política. El Sr. Cayo sabe apicultura, sabe pescar, sabe para qué sirve cada flor y predice el tiempo.

- ¿Usted es el jefe, no? /Dice Cayo al diputado.
- No, el poder reside en el pueblo, del que emana mi investidura para gobernar.
- YA. (Cayo no parece creérselo y el aspirante a diputado Víctor no sabe explicarlo mejor)

Los buenos toman buenas decisiones si están preparados para ellos. No basta con el buenismo. El gobierno perfecto es una utopía, si se pretende redimir al redentor. En esa novela sí que se dice por qué el poder reside en el pueblo, mucho mejor que en Los Miserables o las 500 páginas de V de Vendetta. En el diálogo en el que una chica advierte al diputado:

"Tienes que ir a visitar al Sr. Cayo, porque si tú y él fueseis los últimos habitantes de la Tierra, tendrías que ir a suplicarle de rodillas que te diera de comer"

No hay comentarios:

Publicar un comentario