martes, 14 de febrero de 2012

Capítulo 22: LA RUEDA DE LOS ANILLOS


Hace muy pocos días he terminado la primera entrega de la larguísima, mastodóntica y clásica saga La rueda del tiempo, del norteamericano Robert Jordan. La serie ha estado rondándome desde que me puse a descubrir de lleno el género fantástico, y sabía que antes o después le daría el primer bocado. La primera entrega, un libraco bastante grueso, tiene como título original The Eye of the World (1990), o El ojo del mundo, tal como se publicó en España por primera vez. Sin embargo, este primer volumen ha sido publicado posteriormente en nuestro país dividido en dos tomos independientes: Desde Dos Ríos y La Llaga. Es evidente para el lector que ambas historias son un todo sin posibilidad de división, lo que dice muy poco en favor de Timun Mas, y menos aun en favor de los treinta y tantos euros que vale cada libro en tapa dura. Es decir, uno por el precio de dos, y difícilmente localizaremos por ahí alguna edición en bolsillo (salvo una de la primera parte, Desde Dos Ríos, que salió a un euro en plan promoción). Viva el formato epub, y viva Internet.

Robert Jordan

En fin, a lo que íbamos. Resulta que Jordan no solamente homenajea a Tolkien, profeta universal de la fantasía épica, sino que casi nos parece que El ojo del mundo es una versión episodio por episodio de El Señor de los Anillos, con casi todos los elementos levemente más humanizados. Tenemos un grupito de chavales granjeros que bien podrían haber sido hobbits, atacados por misteriosos jinetes negros encapuchados. Tenemos un Gandalf, dividido aquí en dos personajes que se complementan: un bardo que encarna la parte más festiva del mago tolkiano y además se sacrifica por los protagonistas mientras les suelta eso de "¡huíd, insensatos!"; y una especie de sacerdotisa con poderes mágicos que completa al mago en su vertiente mística y lanzadora de hechizos. No falta el adusto y lacónico guerrero -con ciertos derechos dinásticos- que salve las espaldas de los campesinos, ni las cuadrillas de monstruos deformes con cimitarras, aquí llamados trollocs en vez de orcos. No se echa de menos la presencia de un Gollum, ya que hay por ahí algún antiguo buen hombre caído en desgracia y desfigurado por una vejez extrema que se arrastra en la oscuridad de los pasadizos tras la cuadrilla de héroes. No falta un Señor Oscuro, aquí un personaje un tanto indefinido que se aparece en los sueños de los campesinos con ojos y boca lanzando llamas y hablando sobre su irrevocable destino. Y por supuesto, no falta un elegido al que todo el mundo lleva esperando desde el año de la tos, que ¡oh, sorpresa! justo al final resulta ser el personaje desde cuyo punto de vista ha sido contada toda la historia.

Portada de una versión en cómic.

Es decir, que no solamente tenemos un argumento calcado de cabo a rabo de la obra más archiconocida de Tolkien, sino que encima Robert Jordan parece querer zanjar todo el asunto en este primer tomo, recurriendo incluso a algunos trucos pueriles para hacer avanzar la historia (una especie de agujeros interdimensionales que hacen viajar entre los puntos más alejados del enorme mapa con que cuenta el libro) a conveniencia de lo que se le va ocurriendo según escribe. Probablemente, y es una conclusión que ni los más fans del autor podrán discutirme con pruebas serias, el norteamericano escribió este libro como un divertimento ligero para incondicionales del género, improvisando sobre la marcha en más de un punto y más de dos y, solamente a raíz de su inesperado éxito como best-seller, se decidió a escribir los otros catorce o quince tomos posteriores, en España más de veinte con la cosa de dividirlos. Se nota que este libro es perfectamente autoconclusivo, y su final bien podría haber quedado tal cual.

Edición británica en bolsillo (la que yo he leído).

La cosa es que, guardando cierto distanciamiento, me he divertido leyéndolo. Robert Jordan es muy ágil y cinematográfico en su estilo, y la historia se desarrolla a un ritmo vertiginoso que invita a seguir leyendo a pesar de que sabes perfectamente todo lo que va a pasar. De alguna manera, la novela es tan descaradamente arquetípica que su maniqueísmo le da carisma. Quizá lo peor de ella, y sé que ya la he puesto a parir, es que Jordan se afana muchísimo en ir dando breves pinceladas a una mitología totalmente incomprensible, llena de nombres imposibles de recordar aun para los aficionados al género más curtidos. Quizá piensa que el lector va a ser capaz de ir atando cabos sobre la marcha, pero esto es tarea imposible, y solamente ve uno la luz al final del túnel si echa un vistazo a los apéndices al final del volumen. Tampoco es que la mitología vaya mucho más allá del batiburrillo rolero y new-age orientalista, pero por lo menos sí se vislumbra una cierta coherencia que, repito, no se atisba en la lectura del propio libro.

Portadas de las ediciones de Timun Mas, que (juntas) componen la primera entrega original.

Creo que El ojo del mundo puede gustar a quien realmente necesite desconectar de cosas más serias mediante un libro largo y sencillito, con mucha acción y poco fondo. Es perfecto para llevar en la mochila y leer en el autobús. Sin embargo, y a falta de seguir quizá en un futuro a largo plazo con la saga, me ha sabido a poco. Igual es que yo pedía peras al olmo.

5 comentarios:

  1. Hola:

    Sé que esto te va a parecer a tópico, pero La Rueda del Tiempo es mucho más que el primer libro.

    A mi me ocurrió algo parecido a lo que te ocurría a ti cuando leí el primer libros. Había parecidos más que razonables (trollocs en vez de trolls, ...). Sin embargo, cuando lees los siguientes libros, te das cuenta que no tiene nada que ver. Es algo totalmente diferente y un universo muchísimo más rico en caracteres que ESDLA.

    Te animo a seguir. Si quieres, lo mejor son las versiones electrónicas, que pululan por internet. También es interesante echarle un ojo a la enciclopedia "La rueda del tiempo - El mundo de Robert Jordan", pues hay cosas que se te escapan leyendo los libros.

    Y aunque no sepas aún qué significa:

    Dovie'andi se tovya sagain

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    1. Sospechaba que una saga tan reconocida tenía que ir más allá del nivel del primer volumen. Sí, con el tiempo seguiré leyendo.

      Gracias por comentar.

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  2. Jeje, con esta critica y los comentarios no se si leerme o no la saga, al menos es larga, como a mi me gustan. Yo ultimamente recomiendo la Espada de Fuego del español Javier Negrete, empieza como un a historia de fantasía típica pero al tercer libro la cosa es sorprendente.

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  3. A ver, voy a ser un poco fanático de la saga ;-).

    Comencé a leerla allá por el año 2005. En los primeros años me la leía en una pda de bolsillo, simplemente por probar cómo era. Con el tiempo me he comprado todos los libros (una auténtica pasta, porque cada libro cuesta unos 30 euros y son unos 20 libros).

    Los libros de WOT (World of Time) son difíciles de englobar. Hay libros que sobran y libros que son un pasote. La acción lo mismo es frenética que lenta. Hay que tener muy a mano el mapa para saber por dónde se están moviendo, dónde están los enemigos, ...

    No hay un único enemigo, hay varios que incluso con el tiempo serán amigos. Tienes de enemigo al Oscuro con sus renegados (cada uno de los cuales va a su bola y luchan entre ellos mismos para alcanzar el puesto supremo), los hijos de la luz (algo muy parecido a la inquisición española), los seanchans, los aiels, ...

    Cada pueblo tiene unas particularidades muy definidas. Por ejemplo, los seanchans son los que retornan después de una migración de miles de años y se creen los herederos del imperio. Las tierras del norte son las defensoras de la Llaga, el lugar donde habitan el oscuro y sus ordas, y donde el oscuro se encuentra encerrado.

    A esto no sólo hay que agregar la gran cantidad de naciones, historias pasadas, profecías que se cuentan (y que muchas veces conviene anotar para recordar).

    Os aconsejo echarle un vistazo a esta web:

    http://tvtropes.org/pmwiki/pmwiki.php/Literature/TheWheelOfTime?from=Main.TheWheelOfTime

    y a los enlaces que provee, por si queréis ver información.

    Por cierto, yo comencé a leerla, llegué hasta el libro de Cuchillo de Sueños y Robert Jordan, el autor, murió. Entonces le pasaron la pelota a Brandon Sanderson. Como sabía que iba a tardar en publicar lo que faltaba, decidí releérmela nuevamente para poder aprender mejor lo que decía. Todo un acierto.

    Y lo que os comentaba antes, la enciclopedia no es imprescindible, pero ayuda mucho. Los datos relativos a acontecimientos pasados aparecen muy disgregados en el libro y en la enciclopedia están bastante bien aglutinados.

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  4. Me atrae cada vez más el seguir leyendo. Como decía, menos mal que existe el formato e.pub.

    Gracias por pasarte por aquí y compartir tan abundante información.

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