martes, 25 de mayo de 2010

ALAN MOORE Y LA MAGIA SIMBÓLICA


Acabo de terminar el From Hell, y me ha sorprendido que tras lo curradísima que es la labor de investigación sobre la masonería, las iglesias de Londres y una trama que cruza a Jack el destripador con Oscar Wilde, Robert Louis Stevenson, el hombre elefante, etc. todo este material haya sido destinado a una novela gráfica y no a un best-seller normal. Moore tiene demasiada confianza en el medio que le dio la fama. Y sin embargo, su novela La Voz del Fuego, que es aún más intrincada y que necesitaría (sobre todo en su parte inicial, narrada por un cavernícola con las consiguientes limitaciones del lenguaje) de apoyo gráfico, sí que ha quedado en una novela erudita que desgrana una historia de Inglaterra a través de la magia. Y es que Alan Moore corre demasiado peligro de creerse a Aleister Crowley. La voz del fuego tiene un inicio durísimo de leer y descifrar. Lo bueno es la conexión que se establece con los posteriores relatos: Brujas, Edad Media, Caída del Imperio Romano, y finalmente la actualidad en la que la magia de antaño se ha convertido en tradición y ha influido en la historia. Hemos olvidado el gran acontecimiento de que los hombres ideasen crear una carretera, o una catedral, y la magia que impregna el acto de entrar en la mente inconsciente a través de lo que perdura eternamente. Estoy desbarrando mucho. El que sí trató la magia en un fabuloso ensayo antropológico de tres mil páginas fue Frazer, que en la Rama Dorada clasificó la magia como homeopática si trata de que "lo semejante produzca lo semejante"; o contaminante (o de contagio), si sigue el principio de que las cosas que alguna vez estuvieron juntas, al separarse, tienen tal relación mágica que lo que se le haga a una lo sufrirá la otra. Ambas esferas de la magia estarán comprendidas bajo el nombre general de magia simpatética ‘simpática’, ya que en las dos se supone que las cosas interactuan a distancia mediante una relación secreta, una mutua simpatía. Moore aplica estas máximas como un recurso literario. Y es que la única magia que domina son la metáfora y la sinestesia, pero a un nivel tan ingenioso, arrebatador y metaliterario, que resulta mágico al lector.

DESOLACIÓN ROMÁNTICA


Pues con razón decían que Emily era mejor que Charlotte. Y es que tras los tópicos a lo Jane Austen de mozas casaderas que luchan contra sus familias para que el amor desinteresado y puro triunfe en el mundo, Cumbres Borrascosas aúna todos los tópicos del Romanticismo: Paisajes tenebrosos, amor post mortem queriendo desenterrar a la amada, páramos desolados, un fantasma atormentado, y un amor entre Heatcliff (el gran supervillano del libro) y Katherine que acaba destruyendo a todos los de su alrededor: sobrinastro, esposa, criada sufrida (Sally) y haciendo que un tranquilo visitante que ha de pedir alojamiento una noche de tormenta, intuya lo que allí está pasando y salga de Cumbres Borrascosas echando cruces. Aquí no hay finales felices, y por eso Crepúsculo vende más. Las Brönte traían un romanticismo de moraleja suicida. Es raro que a una mujer le guste esta obra, con un amor enfermizo, machista, y posesivo. Si Heatcliff hubiera sido vampiro al menos tendría excusa. Era un pobre muchacho maltratado que no sabía amar sensatamente. Cumbres Borrascosas es la casa Usher y la mansión de los Baskerville juntas.

lunes, 17 de mayo de 2010

Erich von Däniken: DÍAS DEL FUTURO PASADO

Erich von Däniken

Siendo yo bastante aficionado al mundo del misterio (no me pierdo las emisiones radiofónicas de Milenio 3), no he podido evitar que creciese mi curiosidad hacia ese ensayo de investigación que tanto lustre económico ha dado a ufólogos y periodistas de lo extraño como J. J. Benítez o más recientemente a Javier Sierra (siendo este último, eso sí, un magnifico novelista). En mis manos han caído varios de los libros publicados por esta gente, a menudo más cercanos a dossieres que a obras literarias, como El misterio de la Virgen de Guadalupe, de Benítez, o La ruta prohibida, de Sierra. No obstante, quería hablar aquí principalmente de Erich von Däniken, autor suizo extremadamente polémico y que se encuentra con toda probabilidad en el origen de esta corriente narrativo-ensayística.

El "astronauta" de Nazca.

Däniken se hizo mundialmente famoso (aplastantemente famoso en algún momento, todo un fenómeno social comparable a Dan Brown hace un par de años) durante los años setenta con una serie de libros sobre el que él considera "verdadero pasado de la Humanidad", iniciada con el celebérrimo Recuerdos del futuro (1970). El investigador maneja un monotema que me resulta apasionante: la existencia de pruebas que indican que el pasado de nuestra civilización no fue tal y como lo cuenta la Historia. Hubo grandes civilizaciones en las que los historiadores oficiales no creen (pongamos la Atlántida o Mu), y se realizaron tanto descubrimientos científicos completamente inusitados en épocas remotas (bombillas en el antiguo Egipto, aviones en Perú) como, sobre todo, contactos con culturas extraterrestres. Todo gira alrededor de estos contactos. Algunos de los grandes monumentos del pasado, tales como las pirámides de Egipto o las pistas de Nazca no son sino pruebas visibles de esta edad de lo imposible que los expertos actuales han decidido ignorar o negar.

El "astronauta" de Palenque.

Mal se las ha visto Däniken cuando alguien ha sacado a la luz sus discutibles técnicas discursivas para hallar pruebas a posteriori, o cuando se ha puesto sobre la mesa su inexistente formación académica de hostelero, o cuando ha apoyado la autenticidad de ciertos artefactos arqueológicos que luego han resultado un pufo de los gordos. Däniken, le admiremos o le odiemos, practica un tipo de investigación que solamente puede calificarse de pseudociencia, tirando a menudo de difusas teorías new age y hasta de los relatos de H. P. Lovecraft La llamada de Cthulhu y En las Montañas de la Locura para definir ese pasado de contactos interestelares.

Personalmente, no puedo evitar sentirme atraído por esta clase de misterios, y la lectura de estos libros es un placer enorme, incluso cuando uno mismo se va dando cuenta de cómo el autor va creyendo demasiado a pies juntillas en las cosas que dice. Däniken acaba de publicar un nuevo libro de título tremendo, La Historia miente, y no tardaré mucho en hincarle el diente.

Portada del susodicho.

lunes, 10 de mayo de 2010

ADAPTACIONES EN VIÑETAS











En los años 70 la editorial Marvel publicó una colección de 36 números (MARVEL CLASSICS COMICS) que adaptaba al tebeo a los clásicos de la literatura de aventuras y ciencia ficción. En España nunca se publicaron, por lo que sólo se pueden conseguir en inglés. A mí me flipan y aquí pongo algunas portadas de muestra.

jueves, 6 de mayo de 2010

Capítulo 10: POLÍTICA GALÁCTICA


Ando últimamente enredado en las tramas de la saga Fundación, obra cumbre del género de ciencia-ficción literaria y de Isaac Asimov en particular, iniciada en 1951. Resumiendo un poco, la trama de esta serie de relatos (publicados en diferentes entregas en revistas pulp de las que comentaba José Miguel) describe una interesante teoría científica llamada "psicohistoria", que intenta explicar la evolución de las civilizaciones desde el punto de vista del inconsciente colectivo y los más sutiles procesos demográficos. El profeta de la disciplina es Hari Seldon, un tipo que predice la caída relativamente inminente del Imperio Galáctico, un enorme conjunto de galaxias reunidas bajo la supremacía de la capital, Trantor. Mediante la creación de la Fundación que propone Seldon, se pretende preservar la sabiduría del Imperio en una gran enciclopedia que sobreviva a la era de barbarie que llegará tras la caída del régimen y que durará siglos, y al mismo tiempo se intentará que esta etapa oscura de la Historia sea lo más breve posible.

Ilustración inspirada en Trantor, capital imperial en Fundación.

No me extenderé con esto, primero porque no quiero desvelar datos del argumento, y segundo, porque no es de Fundación de lo que quería hablar. Más bien quería referirme a la manera en que los futuros posibles o imposibles de la ciencia-ficción conciben la política, y sobre todo al hecho casi constante de que, en las llamadas "space operas" (narraciones épicas en las que la humanidad se ha expandido por el espacio), se tiende a presentar formas de gobierno que hoy consideramos obsoletas, como regímenes futuribles. La propia Fundación nos habla de un régimen imperial bajo el poder de un solo hombre, y encontramos muchos más ejemplos en novelas como Dune, también con un imperio y casas nobiliarias de corte claramente feudal; o en los relatos protagonizados por John Carter, en los que Marte vive una especie de Medievo que mezcla rayos cósmicos con argumentos dignos del "peplum".

En otros casos nos encontramos lo contrario: que las actuales democracias han llevado a la civilización a estados casi utópicos (como en 3001: Odisea final, de Arthur C. Clarke) o a grandes federaciones de estados que no son sino bisnietas totalitarias de las actuales Naciones Unidas (como en El juego de Ender, de Orson Scott Card).

Portada de una edición en inglés de Fundación.

Pienso que todo ello nace de una desconfianza clara del mundo literario, sea del género que sea, ante el devenir político de las naciones, ya que los habitantes de sus mundos de ficción, quizá atosigados por las invasiones alienígenas o por las guerras intestinas, o simplemente por una misantropía global, terminan por elevar al poder a quienes, con mano más bien dura, solucionan las cosas a la vieja usanza: a golpe de espada, aunque sea una espada láser.

miércoles, 5 de mayo de 2010

ELOGIO A LA LECTURA, por Julia Conde del Castillo

¿Para qué leer? La lectura puede tener muchas utilidades. Puede servir para adquirir conocimientos, para acceder a los datos básicos del mundo compartido por una comunidad de hablantes, traductores y viajeros. La lectura puede servir también como ejercicio de habilidad intelectual, reto a una inteligencia que se agudiza en el trasiego de estructuras textuales y significados que se engarzan de capítulo a capítulo, o volumen a volumen.

Pero, ¿sabéis?, la utilidad más importante de la lectura es que no necesita tener utilidad. Es que basta leer para que el acto lector tenga su propia justificación. Porque la lectura, ante todo, es pretexto para entregarse a un tiempo que nos arranca de la frágil perentoriedad del “aquí” y el “ahora”. La lectura nos permite elevar el vuelo mucho más allá del lastre de las rutinas con sus pequeñas mezquindades y, a veces, sus inevitables sufrimientos. La lectura nos hace libres porque, por unos instantes, por unas horas, por tardes enteras, nos permite entrar en muchos mundos distintos y, ¿quién sabe?, tal vez paralelos a éste que algún otro ser, alguien a quien quizás nunca conozcamos, esté ahora leyendo a la luz de una lámpara en un universo alternativo aún no inventado.

¿Para qué leer? Quizás para saber que una realidad distinta es posible. Que una realidad distinta pudo suceder. Pero aún más. Para saber que a través del espacio intangible de la palabra escrita (que es mucho más que el mero papel) pueden coincidir las voces de quienes vivieron con las voces de los vivos instaurando un tiempo de descuento que, de manera prodigiosa, nos redime de la muerte. Scripta manent. Lo escrito permanece.

Entonces, ¿para qué leer? Para experimentar, sencillamente, la certeza de que el ser humano, por la palabra y en la palabra, pudo ser Dios por un breve tiempo. El tiempo que recuperamos, milagrosamente, en cada lectura.
JMCC, Abril 2010

lunes, 3 de mayo de 2010

EDGAR ALLAN POE ACTION FIGURE


El otro día hablábamos de la posibilidad de una línea de figuras de acción de escritores y filósofos (Quevedo vs. Góngora!! Nieztsche vs. todos!!) Y parece que con la conmemoración del bicentenario de Poe el año pasado sí que apareció una de Edgar Allan Poe, cual si de un G.I.Joe se tratara. Viene con el cuervo en el hombro y todo. No sé quién lo fabrica, pero la mejor empresa de muñecos es McFarlane Toys, y quizá sean ellos. Es cuestión de indagar. Lo malo es que no hay población letraherida capaz de rentabilizar estas cosillas.