viernes, 1 de diciembre de 2017

El desierto se muda a Facebook.

Pues eso, que desde hace unos meses seguimos con la literatura que más nos gusta en nuestro Facebook. Estáis invitados.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Capítulo 31: EL PROBLEMA DE LOS TRES CUERPOS

Logo de los premios Hugo

Con mis ansias por encontrar nuevas experiencias en el campo de la ciencia-ficción literaria de calidad, suelo acudir a los anales del prestigioso premio Hugo a la mejor novela, galardón que, si bien es otorgado con todas las desventajas de ser elegido democráticamente entre aficionados al género (¿puede la calidad artística ser asignada por votación?), suele recaer sobre obras que, con la perspectiva que da el tiempo, de verdad merecen la atención del lector exigente. Este verano se ha otorgado el correspondiente a 2014 en medio una amarga polémica de por medio entre quienes defienden la total libertad de elección, sin trabas, y quienes exigen una mayor atención a obras "en la línea clásica", esto es, de autores masculinos y anglosajones de mediana edad, a ser posible discípulos de los maestros de siempre (Heinlein, Asimov, Clarke) y sin filiaciones ideológicas y sociales "en boga", llámese feminismo, homosexualidad, transexualidad, minorías étnicas, defensa del tercer mundo, etc. Quienes hacen promoción de este establishment clasicista, que se llaman a sí mismos "cachorrillos tristes" o "cachorrillos rabiosos" según su grado de radicalismo, afirman que en los últimos años se han otorgado muchos premios por una cuestión de simpatía hacia miembros o defensores de estas causas políticamente correctas, lo que según ellos ideologiza el premio Hugo y le quita seriedad.


Tras un montón de premios menores que quedaron desiertos por culpa de esta polémica, se alzó con el Hugo a la mejor novela la que ha sido para mí una sorpresa mayúscula en el género de ciencia-ficción reciente: The Three-Body Problem, del autor chino Cixin Liu. El libro llevaba varios años publicado en chino, aunque fue el año pasado cuando se tradujo oficialmente al inglés. Uno no sabe lo que va a encontrarse cuando se topa con una obra literaria de un género que le gusta, pero que procede de una cultura de la que no se ha leído casi nada, de modo que afronté la lectura -en inglés- de la galardonada novela con algún que otro reparo. Me duró dos días, e inmediatamente me hice con su segunda parte, The Dark Forest, publicada este mismo año. Todavía estoy maravillado, y hace un par de meses que los terminé. Es la clase de historia que se va revelando a sí misma a pequeñas dosis, y ni siquiera las portadas de los libros parecen querer darnos pistas sobre el argumento, pero como pretendo recomendarlos, es necesario que nos pongamos en situación y soy incapaz de ofrecer una sinopsis libre de eso que llaman "spoilers". Lo he intentado, pero es imposible.

Si prefieres no saber nada antes de empezar la lectura, no sigas leyendo.

Va en serio. Tú sabrás lo que haces.

Cixin Liu (de www.scmp.com)

El libro consta de tres tramas argumentales que solo bien avanzada la historia comienzan a encajar. La primera nos habla de una joven china que vive en propias carnes los años más duros de la Revolución cultural, a finales de los sesenta, llegando a contemplar el linchamiento y asesinato de su padre a mano de estudiantes enfervorecidos. La muchacha, tras pasar por todo el sistema de reeducación maoista, termina como subalterna en una especie de primitivo programa SETI chino, y enfrentada a la difícil decisión de revelar la posición de nuestro planeta a una raza extraterrestre hostil y abrumadoramente superior en lo tecnológico con la que logra contactar.

Una segunda trama se centra en un técnico y empresario que fabrica una microfibra muy resistente con múltiples aplicaciones. Es testigo de un extraño fenómeno en el mundo científico que parece imposible cualquier profundización en el campo de la física subatómica, llegando a causar que muchos cerebros internacionales cometan suicidio por pura frustración vital. Algo boicotea los avances tecnológicos más importantes de nuestro mundo, y al protagonista masculino de la novela se le llega a plantear un ultimátum directo: deja de fabricar tu producto o morirás.

La tercera trama es la que da título al libro. El problema de los tres cuerpos es una cuestión teórica de la física, no demasiado difícil de explicar. A ver, cuando tenemos dos cuerpos, digamos esféricos, sometidos a atracción gravitatoria, es bastante fácil predecir cómo se comportará uno respecto al otro. Hacer cuentas para ver cómo bailan en el vacío es sencillo. El problema llega cuando añadimos un tercer cuerpo a la danza, ya que todavía no existe un modo de prever cómo se van a comportar los tres objetos más allá de ciertos patrones probables que no necesariamente se cumplirán a medio y largo plazo. Este enigma es clave en la tercera trama de la novela, ambientada en una especie de mundo fantástico -o eso pensamos al principio- en el que diversos astrónomos de todas las épocas intentan resolver el problema por mandato de un importante mandatario que reside en una pirámide en medio de un paisaje devastado. Su mundo es destruido en sucesivas ocasiones por la caótica configuración astronómica de un sistema solar triple, lo que hace imprescindible tener, al menos, la capacidad de prever los cataclismos para hacerles frente con éxito. Tres soles, tres cuerpos en una situación de caos.


La segunda entrega, El bosque oscuro, plantea la situación antes descrita como origen de un enorme esfuerzo mundial para evitar lo que se avecina: la invasión y aniquilación de la humanidad ante la poderosísima civilización de los tres soles, curtida tras años de lucha contra lo inhóspito de su propio mundo, y que se dirige hacia nuestro sistema solar a enorme velocidad con una flota impresionante. Algo más de cuatrocientos años tardará en llegar desde Alfa Centauri, pero a pesar del amplio margen de que disponemos, nuestros esfuerzos científicos han quedado bloqueados a perpetuidad, por lo que en este plazo no podremos evolucionar en lo tecnológico. Y esta es solo la premisa, porque esta segunda parte (mejor todavía que la primera) contiene un espectacular giro argumental cada diez o doce páginas.


Está previsto que la tercera y última novela de la serie, Death's End (El fin de la muerte) se publique en inglés en enero de 2016, y aunque mis expectativas son inimaginables después de la experiencia de los dos primeros libros, no sé muy bien cómo va a regresar Cixin Liu sobre una historia que parece cerrarse por completo al final de la segunda entrega. Tampoco sé si la adaptación al cine que se está rodando en China tendrá la calidad del material literario. De lo que no tengo duda es de que antes o después se publicará The Three-Body Problem en español, e insisto en que nadie debe perdérselo.

Lo más deslumbrante de todo, y con esto concluyo, es cómo todavía puede llegar uno a sorprenderse (y emocionarse) a estas alturas con la tan sobada premisa de la invasión extraterrestre. No en vano, dicen de Cixin Liu que es el Arthur C. Clarke chino. Me quedo preguntándome quién considera su premio Hugo una victoria, los "cachorrillos" o los demás...

lunes, 12 de enero de 2015

Asignaturas pendientes.

¿Qué hacemos cuando, en mitad de un libro, nos damos cuenta de que no nos está gustando, de que nos aburre, de que no nos está aportando lo que esperábamos? Puedo hablar por mí, ya que es comprensible que cada lector tiene sus propias tendencias para superar la situación. En mi caso suelo apretar los dientes y seguir adelante, ya que en la mayoría de los caso acabaré saliendo del bache y me encontraré que el libro que tengo entre manos termina mejor de lo que esperaba. En general, hay una cierta tendencia a que el tramo medio de muchos libros de éxito se vuelva lento y pierda momentáneamente parte de su gancho, y hay que ser paciente. Pero sigue habiendo ocasiones en que no hay manera de seguir, y estos libros incompletos terminan por convertirse en asignaturas pendientes. Algunas de las mías...

- LA SOMBRA DEL VIENTO, de Carlos Ruiz Zafón.


Un libro de moda hace unos años. Ruíz Zafón sigue vendiendo miles de ejemplares de sus novelas ambientadas en una Barcelona gótica con elementos fantásticos, como esa biblioteca de los libros olvidados. Sin embargo, con La sombra del viento no solamente superé la agradable sorpresa inicial demasiado pronto, sino que todo empezó a olerme a trillado antes de tiempo. Antes incluso de alcanzar la mitad del tomo ya tenía bastante claro cómo se resolvía el ingenuo misterio del que trata. Otro que duerme en un estante.

- LA CAÍDA DE LOS GIGANTES, de Ken Follett.


Best seller popular donde los haya, Follett sí que consigue mantenerme atento a las vicisitudes de sus familias protagonistas durante los duros años de la Primera Guerra Mundial, sí que logra una ambientación histórica y una suficiente coherencia en la concepción de personajes que incluso en su famosa Los pilares de la Tierra era mejorable. El problema es que el tono es tan de folletín, tan de culebrón interminable -insisto, muy bien escrito desde cualquier punto de vista- que no veo menguar sus páginas entre mis manos, y he terminado optando por tomarme un descanso con él. Bueno, más bien unos cuantos descansos. Lo curioso es que, esa rara vez que lo retomo, recuerdo perfectamente todos los detalles de cada personaje y cada trama, lo que no deja de ser mérito del autor.

- TIERRAS ROJAS, de Joe Abercrombie.


Mi otro género predilecto es el de la alta fantasía (High Fantasy), y Abercrombie es uno de los mejores autores que ha dado el género en los últimos años. Impresionado por la novela bélica Los héroes, me lancé poco después a por Tierras rojas, que se ambienta en el mismo universo. Pese a estar encantado con el estupendo estilo de Abercrombie, que mezcla magia y brujería con un poco de western y un toque canalla en el lenguaje de narrador y personajes, me he quedado atorado en ese tramo medio que comentábamos antes. No parece avanzar, se me escapa entre los dedos. Lo acabaré, pero no sé cuándo.

¿Alguien se anima a comentar qué libros tiene por ahí a medias?

lunes, 21 de julio de 2014

Mis 30 obras imprescindibles de la ciencia-ficción (III).

Este es mi particular top-ten. Sé que no es demasiado original, pero vamos...

UNA PRINCESA DE MARTE (A Princess of Mars, 1917), de Edgar Rice Burroughs.

Mi abuelete favorito de la moderna ciencia-ficción es el héroe John Carter, un veterano de la Guerra Civil Americana que se ve transportado a Marte en un viaje extracorpóreo, para allí convertirse en una especie de superhéroe gracias a unas cualidades físicas excepcionales causadas por la baja gravedad del planeta rojo. Por supuesto que su mundo de criaturas inverosímiles y princesas en apuros está muy superado por los estándares actuales, pero la influencia de Burroughs es tan brutal que, gracias a sus historias de guerreros marcianos (publicadas en una larga serie de libros que reunían capítulos de los pulps de entonces, por entregas), todavía sobrevive la rama más aventurera y desenfadada de la ciencia-ficción clásica. Ya pasó por aquí.



1984 (Nineneen Eighty-Four, 1948), de George Orwell.

No podía dejar de incluir en el top ten al menos una obra de las que los rancios críticos académicos reconocen sin taparse la nariz, y creo que 1984 es quizá el título más adecuado para engrosar la cima de la lista. Orwell realizó con esta novela una durísima crítica del régimen de Stalin (el famoso Gran Hermano no deja de ser su émulo) en forma de distopía, o tal vez ucronía. La historia es sencillita, pero atrapa en seguida y terminas leyendo el libro de un tirón.



EL JUEGO DE ENDER (Ender's Game, 1985), de Orson Scott Card.

La obra más conocida de Scott Card, y la primera de una larga saga con algunas otras entregas memorables, fue una demostración -en plenos años ochenta- de que el género de ciencia-ficción literaria todavía era capaz de ofrecer historias totalmente originales, basadas en buena premisas. En una línea militarista que podríamos entroncar vagamente con las obras de Heinlein y Haldeman, El juego de Ender sí que transmite un mensaje pacifista, en este caso jugando (y nunca mejor dicho) con algo tan despreciable como el adiestramiento de niños soldado, y convirtiéndolo en una gigantesca epopeya con un final muy impactante. Todo un icono de la ciencia-ficción actual.



CITA CON RAMA (Rendez-vous with Rama, 1972), de Arthur C. Clarke.

De los tres grandes maestros del género (Clarke, Heinlein y Asimov), solamente Clarke fue capaz de realizar con total naturalidad la transición que llevó a cabo todo el género en los años setenta hacia un modelo literario más centrado en la tecnología, con más ciencia que ficción, que se llamó "ciencia-ficción dura". De no ser por la legendaria saga que comentaremos después, Cita con Rama bien puede ser considerada la gran obra maestra de su autor, una perfecta mezcla de especulación científica con el carácter misterioso e indescifrable del Clarke de siempre. Todo comienza con la caída de un asteroide que destruye varias ciudades del norte de Italia, tras lo que se crea una red de vigilancia espacial para evitar que se repita la tragedia. La trama estalla cuando es detectado un objeto kilométrico, de aspecto cilíndrico y muy probablemente artificial, que acaba de entrar en nuestro Sistema Solar y cuyos fines son del todo desconocidos.



MARTE ROJO / MARTE VERDE / MARTE AZUL (Red Mars, 1992; Green Mars, 1994; Blue Mars, 1996), de Kim Stanley Robinson.

Hablando de ciencia-ficción dura, aquí tenemos su ejemplo más perfecto. Robinson logró con su multipremiada trilogía marciana no solamente ofrecer una detallada crónica de la terraformación futura del planeta vecino a un nivel químico, climático y geológico, sino también desplegar ante nosotros la gran aventura humana de los primeros hombres y mujeres que deciden hacer de Marte su hogar, luchando cada cual por crear un mundo a su medida, una utopía por la que merezca la pena vivir y morir. Decir que la trilogía de Marte es épica es quedarse muy corto. Baste decir que, si algún día hay un grupo de seres humanos que se disponga a vivir allí, seguramente llevará los libros de Kim Stanley Robinson en su equipaje. Ya comentamos Marte Rojo en este mismo blog.

 


CRÓNICAS MARCIANAS (The Martian Chronicles, 1950), de Ray Bradbury.

Algo tiene Marte que, a pesar de que contamos con otros siete planetas sobre los que especular, ha dado lugar -como ya hemos visto- a una buena cantidad de obras literarias imperecederas, de las que Crónicas marcianas es la más fascinante. Bradbury nos narra, con un sentido apabullante de lo poético y lo romántico, la decadencia de un planeta en el que los seres humanos irrumpen como un elefante en una cacharrería. La delicadeza con la que se nos descubre el extraño y bellísimo mundo de los marcianos es la característica común a los relatos que Bradbury reunió bajo el mismo título. Esencial.



HYPERION (1989), de Dan Simmons.

Algo tiene este libro (ya comentado en el blog) que, mientras lo lees fascinado, con los ojos como platos, tienes la sensación de que contiene lo mejor de cada una de las ramas en que la ciencia-ficción literaria se ha ido desarrollando a través de muchas décadas. Hyperion se desarrolla siguiendo el patrón de los Cuentos de Canterbury de Chaucer, con un grupo de peregrinos que narran sus historias personales mientras viajan al encuentro del mítico monstruo Alcaudón, mientras el universo conocido está a punto de sumirse en la mayor guerra de todos los tiempos. Junto con La caída de Hyperion, esta novela forma un díptico indivisible que viene a ser algo así como el "no va más" del género, en cuanto a calidad literaria, imaginación y sentido de la maravilla. Es la clase de libro que, una vez lo has leído, te preguntas por qué no ha caído mucho antes en tus manos.



2010: ODISEA DOS (2010: Odyssey Two, 1982), de Arthur C. Clarke.

Esta inclusión en la lista es quizá la menos predecible por mi parte. ¿Por qué 2010 y no la archiconocida 2001: una odisea del espacio? Porque, tal y como afirma acertadamente la sinopsis de su contraportada, 2010 convierte a su predecesora en un simple prólogo. Clarke escribió la primera novela paralelamente al guión de la película de Stanley Kubrick, y pese a que a priori parecía difícil superar una historia tan redonda y mística como aquella, el autor logró con 2010 una novela capaz de mezclar con equilibrio la fascinación por los misterios del cosmos de la ciencia-ficción de la edad de oro con el refinamiento tecnológico de décadas posteriores. El argumento es más largo, más complejo, y Clarke asume riesgos narrativos que nos hacen pensar en 2010 como en su título más ambicioso. ¿Y si, después de que el astronauta Bowman lograse convertirse en el primer ser humano de una nueva etapa evolutiva, la insondable conciencia tras los monolitos decidiese dar la oportunidad de la inteligencia a otra especie de nuestro mismo sistema solar?



DUNE (1965), de Frank Herbert.

Considerada por muchos, justamente, como la mejor novela individual de ciencia-ficción de todos los tiempos, algo así como El Señor de los Anillos del espacio, Dune es también uno de los iconos más reconocibles de su tiempo. Dune mezcla narración convencional con complejos monólogos interiores para contar la historia del planeta Arrakis, disputado por diferentes casas feudales por ser el único lugar del universo donde crece la especia que posibilita los viajes interestelares. Aunque Herbert podría haberse metido en un jardín tremendo a base de alucinaciones tipo LSD, conciencias expandidas y misticismo orientalista un tanto indescifrable, Dune resulta una experiencia literaria tan completa y satisfactoria que, al terminarla, solo queda la sensación nada habitual de haber leído algo verdaderamente importante, algo muy, muy grande.


FUNDACIÓN (Foundation, 1951), de Isaac Asimov.

Un poco como ocurre con Ciudadano Kane para el cine, la saga de Fundación (sobre todo su central "trilogía de Trantor") es generalmente reconocida como cumbre absoluta del género. Ya la comentamos por aquí. Asimov construye sus historias a base de diálogos, no tanto de narraciones en tercera persona, y siempre jugando al despiste gracias a sus abundantes "cliffhangers". Fundación trata sobre una teoría conocida como Psicohistoria, desarrollada por un científico mítico llamado Hari Seldon, gracias a la cual logra predecirse el declive y caída del enorme imperio en que nuestra galaxia se ha convertido en un futuro muy lejano. Tal como ocurrió en la Edad Media, en la que los monasterios preservaron buena parte de la cultura durante los años oscuros posteriores a la caída del Imperio Romano, Seldon propone la redacción de una enciclopedia galáctica que reúna todos los conocimientos de la humanidad, y así lograr reducir, en la medida de lo posible, la era de barbarie que necesariamente seguirá al fin del imperio. A cargo de este trabajo estará una fundación creada para ello, cuyo emplazamiento y características deberán estar estudiados con todo el cuidado posible, y cuyo devenir solamente es conocido -en secreto, porque habrá sorpresas- por el propio Seldon. Completan la trilogía las también imprescindibles Fundación e imperio y Segunda fundación, aunque a éstas podemos sumar las dos secuelas, Los límites de la Fundación y Fundación y Tierra, y las precuelas Preludio a la Fundación y Hacia la Fundación. Como comentamos en la entrada anterior, casi toda la obra de Asimov entronca con este universo único.



¿Qué me ha faltado? Pues leer más, como es natural. Primero, alguno de los clásicos de Robert A. Heinlein como La Luna es una cruel amante, Estrella doble o Forastero en tierra extraña. Y después, títulos muy conocidos que todavía no he tenido tiempo de leer, como La mano izquierda de la oscuridad, Los propios diosesLas fuentes del paraíso, La ciudad y las estrellasNeuromante, Tú el inmortal, Solaris, La nave de un millón de años, y un etcétera que abarca todo el género. Tiempo habrá de dedicarles buenos ratos a todos.

domingo, 13 de julio de 2014

Mis 30 obras imprescindibles de la ciencia-ficción (II).

EL FIN DE LA ETERNIDAD (The End of Eternity, 1955), de Isaac Asimov.

Uno de los trabajos más importantes de Asimov es también uno de los más atípicos, en este caso sin robots ni fundaciones. Ya lo comentamos por aquí. Se trata de una muy entretenida novela sobre viajes en el tiempo en la que una organización, la Eternidad, se dedica a modificar a su antojo la historia de la humanidad para evitar males innecesarios. Pese a lo dicho al principio, Asimov logra hacer encajar la obra "in extremis" en su universo literario.



22-11-63 (11-22-63, 2011), de Stephen King.

Habrá quien esté pensando que Stephen King tiene poco que ver con los demás libros de este personal hit parade, aunque cualquier duda al respecto quedará respondida al leer esta novela, una de las mejores del autor de Maine, que no es decir poco. ¿La trama? Un local de fast-food con un inexplicable túnel del tiempo en la despensa, que conduce a un punto exacto del año 1958 tantas veces como se quiera pasar por él, y a través del cual pueden hacerse cosas tan dispares como comprar todos los días el mismo trozo de carne para hamburguesas a precio de la época, o esperar unos añitos e intentar salvarle la vida a Kennedy. Ahí queda eso.



A VUESTROS CUERPOS DISPERSOS (To Your Scattered Bodies Go, 1971), de Philip José Farmer.

Aunque el tono ligero de esta novela está más cerca del pulp de principios de siglo que de lo que podía esperarse en los años setenta, Farmer logra unas cotas de adhesión enormes por parte del lector, entre otras cosas porque, en medio del batiburrillo de personajes célebres y anónimos de todas las épocas (todos misteriosamente resucitados en un valle paradisíaco de un planeta desconocido, en un futuro remotísimo) estamos también todos los lectores. Cada vez que el autor te lo recuerda en el prólogo, te entra un pequeño escalofrío. Con esta novela comienza la magnífica saga El mundo del río, cuyas siguientes entregas tampoco tienen desperdicio.



TROPAS DEL ESPACIO (Starship Troopers, 1959), de Robert A. Heinlein.

Novela polémica donde las haya (ya comentada en el blog), una de las esenciales de un autor también muy controvertido, Tropas del espacio mantiene al lector en una constante incógnita. ¿Pretende defender Heinlein una especie de utopía fascistoide, descrita con el detalle de quien quiere convencerte, y basada en un estado de guerra permanente contra cualquier raza extraterrestre que se ponga a tiro? ¿Debemos entender que el autor está jugando con nosotros a base de sarcasmo? La adaptación al cine que se estrenó en los noventa se decantó claramente por la segunda opción, pero la novela no pone las cosas tan fáciles.



MUNDO ANILLO (Ringworld, 1970), de Larry Niven.

Agitemos en una coctelera a Julio Verne y a George Lucas, y probablemente obtendremos algo en esta línea. Exóticas razas extraterrestres que comparten una aventura épica a escala cósmica, y una obra de ingeniería cuya descripción ocupa tres cuartas partes del libro (un colosal anillo cuya cara interna es habitable y cuya circunferencia ocupa toda la órbita que describiría un planeta normal alrededor de una estrella) pueden hacer las delicias de quienes gozamos sintiendo ese positivamente infantil "sentido de la maravilla" de las grandes obras de aventuras de toda la vida. Es una lástima que, una vez queda descrito el Mundo Anillo, las peripecias que los protagonistas viven en él resulten un pelín rutinarias. En cualquier caso, es una obra con varias secuelas que, para mí, merecen su oportunidad.



LA GUERRA INTERMINABLE (Forever War, 1974), de Joe Haldeman.

Para algunos es un "déjà vu" de la antes mencionada Tropas del espacio, pero yo creo que La guerra interminable no se centra tanto en las bondades o maldades del conflicto inerplanetario en sí, sino en cómo afrontan su vida civil los soldados veteranos que, preservada su edad física durante sus viajes espaciales gracias a las leyes de la Relatividad de Einstein, cada vez que están de permiso encuentran en la Tierra una sociedad mucho más evolucionada en la que parecen no encajar, en la que se han quedado desfasados. A modo de pistas sobre la trascendencia del libro, solamente diremos que Haldeman combatió en la Guerra de Vietnam, y que merece la pena tener en cuenta la fecha de publicación de la obra. En los ochenta, Joe Haldeman volvería a recibir premios y alabanzas por una especie de reelaboración actualizada de este libro, que se tituló Paz interminable.



BÓVEDAS DE ACERO (The Caves of Steel, 1953), de Isaac Asimov.

La segunda serie de novelas más importante después de la saga de las fundaciones, dentro de la trayectoria de Asimov, es la conocida como Serie de los robots. Una vez más, la encontramos anclada firmemente en el mismo universo en el que se moverán milenios más tarde Hari Seldon y su Psicohistoria, pero en este caso nos encontramos cara a cara con esos androides fríos pero educadísimos que tanta fama dieron a los cuentos del escritor de las patillas. Esta novela en concreto, escrita en clave policíaca (un estilo que Asimov ha utilizado disimuladamente en obras que nada tienen que ver), reúne en una única aventura a dos detectives muy distintos: uno humano y cínico a lo Bogart (Elijah Bailey) y otro robot, analítico a lo Sherlock Holmes (R. Daneel Olivaw), enfrentados a un crimen que no solamente puede poner en peligro la estabilidad de la galaxia, sino que deberá resolverse teniendo en cuenta las ya famosas Leyes de la Robótica tantas veces enumeradas en las obras de Asimov. Aunque no he leído toda la serie, lo cierto es que la segunda parte, El sol desnudo, es tan buena como la que nos ocupa.



LA GUERRA DE LOS MUNDOS (The War of the Worlds, 1898), de H. G. Wells.

El clásico entre clásicos si se trata de invasiones extraterrestres. Todavía, a las alturas que estamos, cualquier libro o película que surge sobre el tema sigue siendo, en esencia, una variación sobre la ambientación apocalíptica y la estructura narrativa de la obra de Wells. O sea:
1. Llegan los aliens y machacan nuestras metrópolis con armas poderosísimas, derrotándonos en seguida.
2. Intentamos un contraataque, aunque la supervivencia y la búsqueda / protección de los seres queridos es lo prioritario. La cosa no pinta bien.
3. Acabamos venciendo en el último momento mediante alguna argucia inverosímil o, directamente, por casualidad.



EL FIN DE LA INFANCIA (Childhood's End, 1953), de Arthur C. Clarke.

El maestro Clarke aportó en su día la que es, seguramente, la otra cara de la moneda arrojada por H. G. Wells en el libro antes comentado. Aquí los alienígenas son bienintencionados, o mejor dicho, están tan avanzados científica, social y éticamente que terminan por convencer a los humanos, por las buenas y sin subterfugios, de que su tutoría es más que conveniente para resolver los problemas de nuestro mundo. Lo malo es que, aun sin que eso signifique que sus segundas intenciones sean malvadas, los extraterrestres guardan un par de secretos bastante aterradores... el primero de ellos, su mero aspecto físico, que intentan ocultarnos a toda costa. El fin de la infancia, aun contando con algunos elementos más propios de la sci-fi antigua que de la moderna (la división suele situarse en los años setenta), resulta una obra impresionante por su dimensión humanística, y por contar con uno de los finales más conmovedores e inquietantes jamás escritos.



UBIK (Ubik, 1969), de Philip K. Dick.

Ubik posee todas las características que el público general asocia con el estilo de K. Dick: dilemas de identidad (¿estoy yo muerto? ¿lo estás tú? ¿es esto real o solamente sucede en mi cabeza?), un futuro hipertecnológico asfixiante, multinacionales dedicadas a trabajos insólitos, retorcidos giros argumentales y, sobre todo, acción frenética y muy abundante. Junto con El hombre en el castillo, Ubik es probablemente la otra novela de Philip K. Dick que incluso los no aficionados a la ciencia-ficción deberían leer cuanto antes.

jueves, 10 de julio de 2014

Mis 30 obras imprescindibles de la ciencia-ficción (I).

Hay que darle un poco de vidilla al blog, que entre unas cosas y otras está casi abandonado. Se me ha ocurrido hacer una lista con una mini-sinopsis / reseña de cada obra que considero clásica dentro del género sci-fi, y no oculto mi verdadera intención: como todas las listas son polémicas y es difícil que todo el mundo esté de acuerdo, espero un buen puñado de comentarios machacándome por lo que he dejado fuera o alabándome el gusto. Me veo venir muchos del primer tipo, de modo que puntualizaré, para empezar, que se ha intentado seguir un criterio ecléctico, y que solo se mencionan sagas completas cuando hay una continuidad estricta e indisoluble entre sus distintas entregas; y también, que hay obras clásicas que todavía no he leído, por lo que no tendría sentido incluirlas en una selección personal. Pensaba colocarlas en orden descendente, aunque he decidido retirar los numeritos, ya que es difícil e injusto hacer algo así con obras tan diversas. No obstante, en general he mantenido el orden que tenía en la cabeza. Ahí van las diez primeras (o últimas).


LOS AMANTES (The Lovers, 1952), de Philip José Farmer.

Una novela bastante polémica -y valiente- en su momento por su descripción relativamente íntima de una pareja inter-especies. Ha envejecido bastante mal, primero porque su idea del viaje a otro planeta, imposiblemente parecido al nuestro en muchos aspectos, resulta ingenua. Lo mismo puede decirse sobre lo que hace sesenta años se consideraba atrevido y lo que hoy es tan inocente que ni siquiera llama la atención.



PARQUE JURÁSICO (Jurassic Park, 1990), de Michael Crichton.

Pese a que muchos lo tachan todavía de simple best-seller coyuntural a base de dinosaurios y ordenadores, Parque Jurásico es una de las más acertadas y fascinantes recreaciones del mito de Frankenstein, quizá aceptado La isla del Dr. Moreau como paso intermedio. Una reciente entrada del blog lo analiza más a fondo.



EL MUNDO SUMERGIDO (The Drowned World, 1962), de J. G. Ballard.

Otro libro ya reseñado por aquí. El mundo sumergido relata la historia de un grupo de supervivientes que se aferran a su humanidad en un planeta Tierra devastado por un cambio climático que está devolviendo la flora y fauna (y quizá a nosotros mismos) a edades geológicas remotas, con pantanos interminables y reptiles de tamaño imposible. Tristemente, no es una novela tan conocida como debería.



EL HOMBRE ILUSTRADO (The Illustrated Man, 1951), de Ray Bradbury.

Es un clasicazo en toda regla que no dejo para la traca final por ser mucho más una colección de relatos vagamente hilados que una obra con sentido completo. El narrador pasa la noche junto a un misterioso vagabundo con todo el cuerpo tatuado, y cada una de sus "ilustraciones" cobra vida para dar pie a uno de los cuentos del libro. Algunos son intrascendentes, pero la mayoría son absolutamente magistrales, como por ejemplo El cohete.



ILIÓN / OLIMPO (Ilium, 2003 / Olympos,2005), de Dan Simmons.

Para mi, es uno de los más recientes clásicos instantáneos que ha dado el género. Como ya comentamos en su entrada correspondiente, este díptico combina dimensiones paralelas, robots, viajes espaciales, la Ilíada de Homero y La tempestad de Shakespeare. No puedo decir que sea mejor que el díptico Hyperion / La caída de Hyperion, pero tengo que admitir que lo disfruté con el mismo placer.



TIGRE, TIGRE (LAS ESTRELLAS, MI DESTINO) (Tiger! Tiger!, 1956), de Alfred Bester.

Aunque su estilo literario y algunos otros aspectos (su visión de la mujer, por ejemplo) han quedado bastante obsoletos hace décadas, lo cierto es que este pelotazo de acción y venganza al estilo de "El conde de Montecristo meets Desafío Total" sigue siendo un título de referencia para muchos maestros de la ciencia-ficción posteriores, y todo un sólido precedente del subgénero cyberpunk. No en vano, si a comienzos de los años 60 se hubiese realizado una encuesta entre los aficionados, seguramente habría sido considerado el libro del género más popular hasta entonces. Ojo, porque hay también una reedición que incluye material descartado y/o censurado en la original.



UN MUNDO FELIZ (Brave New World, 1932), de Aldous Huxley.

Seguramente se trate de uno de los libros fundacionales del género tal como lo conocemos hoy en día, obra de un autor de estilo muy depurado y satélite del llamado Grupo de Bloomsbury (liderado por Virginia Woolf), título recomendado en cualquier clase de filosofía de bachillerato... y aun así debo admitir que nunca he conseguido pasar de sus dos primeros tercios. Su visión distópica de un mundo en el que los individuos pertenecen a castas especializadas es tan descarnada, tan desagradable en algún punto, que está en mi lista de pendientes. En fin, no podía dejarlo fuera.



PÓRTICO (Gateway, 1977), de Frederik Pohl.

Otro libro que tampoco me convenció, tal y como comenté en su reseña del blog. En nuestro propio Sistema Solar es hallado un asteroide que contiene una suerte de hangar extraterrestre abandonado, lleno de naves de dudoso funcionamiento, pertenecientes a una civilización de la que no se sabe absolutamente nada. Una larga serie de desesperados terrícolas, parias de una sociedad cuasi-esclavista que intentan jugar su última carta, hacen cola voluntariamente en el propio asteroide, llamado Pórtico, para montar en las naves por turnos y ser transportados a la muerte o a la riqueza. Pórtico hace un montón de promesas al lector aficionado al género para luego ir incumpliéndolas una a una, y así buscar la sorpresa de lo arriesgado e innovador. El problema es que al final se queda uno decepcionado de que este giro rupturista de Pohl desperdicie tan notoriamente sus enormes posibilidades, cuando había sitio de sobra para contentar a todos los lectores. Posee toda una saga posterior, aunque de momento no me veo metido en sus páginas.



LA VOZ DE LOS MUERTOS (Speaker for the Dead, 1986), de Orson Scott Card.

Nunca una secuela de una obra literaria popular ha sido capaz de ser tan excelente como la original (El juego de Ender) y a la vez tan diferente -y sorprendente- en argumento y tono. Es una novela a veces muy íntima y humanista que coloca al protagonista, nuestro conocido y ya treintañero Ender Wiggin, en la situación de impedir que ocurra por segunda vez algo parecido a aquello que hizo de él una discutible leyenda viva. La saga de Ender va a terminar por volverse indigesta, pero sus dos primeros tomos (creo que el tercero ya es un importante bajón de calidad) son maravillosos.



EL HOMBRE EN EL CASTILLO (The Man in the High Castle, 1962), de Philip K. Dick.

Quizá se trate de la ucronía (relato de un desarrollo histórico pasado, paralelo pero diferente al real) más perfecta que ha dado la literatura del siglo XX. En un mundo en que los nazis y los japoneses derrotaron a los aliados en la 2ª Guerra Mundial, un autor considerado subversivo ha publicado un libro que cuenta qué habría pasado si hubiesen ganado los americanos. Puro Philip K. Dick, por lo tanto. Ya se comentó con más detalle en una entrada antigua.

viernes, 11 de abril de 2014

NUEVAS RECOMENDACIONES

ANTES DE QUE LOS CUELGUEN, de Joe Abercrombie. Sigue en auge la fantasía adulta de espada. Altamente recomendable.

Ya hemos hablado anteriormente del díptico (MAPA tiempo/cielo) de Félix J. Palma que hemos seguido comentando a la espera de que sea una trilogía con otra entrega en la que quizá rinda homenaje al Hombre Invisible de H.G. Wells, tras hacer los propio con La Máquina del Tiempo y La Guerra de los Mundos. Entretenido

Nuestro lector del DR. SUEÑO de Stephen King nos dice que ya lo ha terminado, pero que no es uno de los grandes del autor. En sus palabras, que "no lo salvaría de un incendio" pero que es Entretenido

Nuestro lector del ULISES DE JOYCE dice que hay que entender el libro como "una gran broma en la que se parodian todos los géneros literarios, y que el truco es nunca pretender entenderlo todo". Está a punto de concluirlo, y es Imprescindible para cualquier filólogo o amante de la Literatura con mayúsculas, pero bueno, eso ya lo sabéis  todos.  Alaba además el gran valor de sus traductores. 


También hubo descubrimientos y relecturas de:

  Hª DEL TIEMPO,  de Stephen Hawking y 
EL MÉDICO, de Noah Gordon.