lunes, 5 de abril de 2010

EL CLUB DUMAS



Acabo de terminarlo. En el libro, Lucas Corso, cazador de libros antiguos (incunables), recibe dos tareas, por un lado certificar la autenticidad de un fragmento del libro de los tres mosqueteros, el cual se corresponde con el capítulo del Vino de Anjou. Por otro lado, también debe dilucidar la veracidad de los grabados que se encuentran en el libro titulado Las Nueve Puertas, escrito por Aristide Torchia, el cual contiene la clave para invocar al demonio, siguiendo el antiguo libro llamado delomelanicom. Me ha sorprendido, pero intuyo que Pérez Reverte tenía pensado desarrollar una saga de aventuras protagonizadas por Corso, pero que, a pesar de las ganas que tendría de hacer un libro sobre Los 3 mosqueteros, la trama era demasiado endeble en contraste con la "luciferiana". Así que Arturo, deseoso de plasmar todo lo que sabe como superfan de Dumas, volcó todo eso mezclando las dos tramas, esforzándose por hacer paralelismos entre ellas, sin que ni a nosotros (ni a Roman Polanski) le interesara la parte del folletín. A Francisco Umbral tampoco le debió gustar, pues sería tras la lectura de esta entretenida novela que dijo aquello de: "la diferencia entre este hombre y yo, es que mientras él leía folletines de Dumas yo leía a Shakespeare". A mí me sorprendió ver a Reverte tan documentado en la fantasía ocultista, no parece él. Es versátil. Y es que se nos olvida que Arturo también ha sido lector confeso de muchísimos tebeos. Es una buena obra, pese a no alcanzar a Umberto Eco, como proclaman en los elogios de sus frases promocionales. Existirá algún Lucas Corso disperso por el mundo… Es un personaje que Pérez- Reverte debería retomar y no lo ha hecho.

1 comentario:

  1. Típico de Umbral, aunque no necesariamente por ser Umbral, sino por ser intelectual y español. Aquí todo lo que no sea denso de verdad, todo lo que no sean grandes (GRANDES) nombres u obras maestras de las que hay que estudiar para comprenderlas a fondo, es considerado basura. Follones tuvo Umbral con Pérez-Reverte, no se si a propósito de esta misma cita que hace José Miguel; la cosa iba de que Umbral acusaba a Reverte de ser facilón, de entretenimiento y todo eso, y Reverte le respondió algo así como que le daba grima imaginar a Umbral tomando parte en alguna escena de sexo turbio de las que, al parecer, caracterizan la obra de este último.

    Se que mucha gente no traga a Pérez-Reverte por ser una persona con un ego fuerte y un tanto soberbia, pero al final nos queda que es uno de los pocos autores españoles consagrados de nuestro tiempo cuyas obras verdaderamente gustan a los lectores, no desde las manidas perspectivas intimistas, sociales e hiperrealistas de nuestra novela en el último siglo, sino desde una narrativa adictiva y cercana a los gustos del público. A veces, a los supuestos grandes autores se les olvida que las novelas se escriben para el público, y no para ellos o para su panda de colegas.

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