
Se le ha criticado a la literatura fantástica su sólo propósito de evasión. Y es que, al ser en muchos de estos libros excesiva la fantasía, dejó de ser vista como la novela de aventuras que refuerza el espíritu del joven, sino como algo malsano. Esto hace que quede relegada a un segundo plano intelectual con respecto a los cánones literarios, y a que no se pueda engarzar en ella una enseñanza literaria profunda. Michael Ende inventó la Nada que devora Fantasía para luchar contra este concepto, al igual que Momo para luchar contra la vida consumista y estresada. Bastian olvida el mundo real, hasta que descubre que sólo quiere ser aceptado como es. Que su padre lo necesita, porque su hijo es la única forma de escapar a la tristeza cotidiana. Y para eso necesita ir a Fantasía y volver, y conocer el valor, la derrota y la lealtad. Y además cada vez que veo la portada del libro (la portada REAL, la del AURYN, no las tonterías de otras ediciones), suena en mi cabeza el viento y el pianillo machacante de Limahl (jolín... no me lo voy a sacar en la vida)