jueves, 21 de febrero de 2013

POLARIS. EL CAOS REPTANTE. MÁS ALLÁ DEL MURO DEL SUEÑO.


Otra categoría de relatos lovecraftianos es aquella en la que el protagonista viaja a los mundos ocultos de los primordiales a través del sueño (Polaris) , reencarnaciones, telepatía o drogas como el opio (El caos reptante) . Todos parten del relato de Allan Poe "El extraordinario caso del Sr. Waldemar" en el que a través del mesmerismo el protagonista describía otro mundo de los muertos.  Esta absoluta evasión fue la que luego inspiró a muchos héroes de Weird Tales como John Carter, Phra el fenicio o Gulliver Jones. Coincide que en todos ellos el protagonista es un mindundi o un alcohólico, o drogadicto, que sin embargo es un gran guerrero o héroe en ese otro mundo en el que lucha contra una malvada raza alienígena que adora a un primordial. En el caso de Más allá del muro del sueño, un médico de un psiquiátrico se alarma al descubrir que uno de sus pacientes habla de una estrella recién descubierta, y de conflictos siderales ocultos. En Polaris, la estrella Polar, tan alabada por los poetas, aquí es un malvado observatorio de un ser malvado, y su perenne titilar en morse una advertencia de que sigue ahí.

1 comentario:

  1. Pues hombre, no dudo que pueda haber alguna relación entre los viajes durante el sueño de Lovecraft y lo del señor Valdemar, pero en todo caso sería una inspiración bastante vaga, más allá de que sea evidente la influencia de Poe en el mundillo pulp. De hecho, ya desde tiempos medievales (ahora me viene a la cabeza Chaucer) hay una cierta tradición de viajes oníricos hacia mundos fantásticos en la literatura anglosajona.

    Personalmente, creo que Lovecraft tomó mucho más de Poe en lo referente a la estructura de los relatos (sobre todo en esas parrafadas iniciales donde el autor se presenta y previene al lector) que en los contenidos propiamente dichos, que en el caso de Lovecraft son mucho más fantasiosos; y el tema de la hipnosis de Valdemar me huele más a "detonante" que a "fuente" propiamente dicha. Quizá encendió una bombillita en la cabeza de Lovecraft o Dunsany, pero poco más.

    Es una opinión, claro.

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