lunes, 4 de marzo de 2013

LOS LIBROS QUE DEBEMOS LEER PERO NO NOS ATREVEMOS A ELLO


Mi máxima empresa de lectura fue el Quijote, que me sorprendió porque lo que creía iba a ser un esfuerzo, se convirtió en una delicia. Sin embargo me avergüenza confesar que no he terminado el Club Pickwick, que apenas pude comenzar el Ulises o que quizá jamás tenga fuerza ni voluntad ni el tiempo adecuado para tragarme los siete tomos de En Busca del Tiempo Perdido. Estas obras maestras están ahí, esperándonos, mientras perdemos tiempo con el último best-seller- ladrillo- pasapáginas. Aún no he caído en la deserción total, pero sé que son maestras y desconmensuradas porque en algún momento trascendieron al autor. Cervantes, por ejemplo, había planeado una novela ejemplar, pero al ver el paisaje magnífico que tenía ante sí, se dejó llevar, quizá cuando aparece Sancho, el contrapunto, como el limpiabotas con el Sr. Pickwick o el judío cornudo Leopold Bloom para con Stephen Dedalus. Al narrador le suceden cosas extrañas. Cervantes en la cárcel. A Joyce lo habían dejado tirado en un callejón después de una soberana paliza, y un conocido lo había ayudado a levantarse y llevado a su propia casa, en la que el gran cegato borrachín concibe un título inesperado, Ulises. Marcel Proust huele una magdalena y una taza de té. Y comprende que después de la muerte de las personas sólo el olor y el sabor perduran más que los demás recuerdos en los mecanismos de la nostalgia. Yo mismo reconozco aún en el inmenso edificio del recuerdo el olor de una chaqueta de lana de mi abuelo, abandonada en un viejo armario de madera. Existe una vida literaria que no vemos porque no intentamos aclararla. Y estos libros que no nos atrevemos a leer, nos dan pequeñas pistas sobre ella. Lo malo es que están repartidas por infinitas páginas.

1 comentario:

  1. Curioso. Llevo tiempo leyendo Ilión y Olympo, novelas de ciencia-ficción que revisan la Ilíada de Homero. Dos de los personajes, dos androides rarísimos del Cinturón de asteroides, mantienen frecuentes y larguísimas discusiones sobre la naturaleza humana centradas en En busca del tiempo perdido de Proust y los Sonetos de Shakespeare. Ha sido un flash que me ha venido de pronto.

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